viernes, 2 de febrero de 2007

Cerca de la entrada del templo de Apolo se situaba el Tesoro de Corinto, el más antiguo de Delfos, que contenía los mayores tesoros que jamás se hubieron donado al santuario, entre otros, el trono del rey Midas y las sucesivas donaciones efectuadas por el rey lidio Creso, de quien hablaremos más adelante.

Sobre la terraza en la que asienta el templo de Apolo, e inmediatamente por delante de su entrada, se encontraban numerosísimas ofrendas: Una estatua del cónsul romano Lucio Emilio Paulo, vencedor de la batalla de Pidnas en el 168 a.C., sobre el último rey macedonio, Perseo; una estatua ecuestre de Eumenes II, rey de Pérgamo; una estatua de Prusias II, rey de Bitinia; una estatua colosal de Apolo Sitalkas (“protector del grano”) y otras muchas más. Sin embargo, en esta localización nos interesa destacar tres ofrendas. La primera de ellas es el Altar de Quíos, realizado enteramente en mármol y donado por la rica isla del mismo nombre. Su interés radica en que era ahí, en el Altar de Quíos, en donde tenía lugar la “hecatombe” que se celebraba durante el segundo día del programa de los Juegos Píticos. Cerca de él, un monumento al que podemos calificar de escatológico o, cuando menos, inaudito, por estar ubicado, pese a su naturaleza, en un recinto sacratísimo para los griegos: La estatua de Friné, prostituta de lujo de proverbial belleza que acumuló una enorme fortuna con el ejercicio de su profesión. Era la modelo preferida de Praxíteles (según algunos, también su amante), al que sirvió de modelo para su celebérrima Venus de Cnido. Su estatua estaba situada entre las de Arquídamo III y Filipo II y, al parecer, fue donada al santuario por Friné tras haber sido absuelta en un juicio en el que se le acusaba de impía. En este juicio, su abogado, Hipereides, previendo que la sentencia iba a resultar severa, utilizó el desesperado ardid de descubrir súbitamente los pechos de Friné ante el jurado, al mismo tiempo que preguntaba: ¡¡Jueces!! ¿A esta mujer queréis condenar? Ante tan contundentes “argumentos”, los jueces la absolvieron.

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