viernes, 2 de febrero de 2007

Comenzando el recorrido del recinto sagrado por la entrada del mismo y siguiendo el recorrido de la Vía Sacra, el primer monumento que encontramos, a la derecha, es el Toro de Corcira, realizado en bronce por Teópropos de Egina y donado al santuario con motivo de una pesca milagrosa de atunes cuya presencia en la costa fue puesta de manifiesto a los corcirenses por los mugidos de un toro. Con el diezmo de la pesca, los corcirenses erigieron dos figuras del animal. Una la enviaron a Olimpia y la otra a Delfos.

Frente al toro de Corcira se encuentra el Exvoto de los Lacedemonios, ofrecido por los espartanos con motivo de la victoria obtenida sobre los atenienses en la batalla de Egospótamos en el año 405 a.C., que puso fin a la larga Guerra del Peloponeso que dirimía la supremacía en Grecia de las dos potencias. El monumento, que constaba de 38 figuras, representaba al almirante espartano Lisandro, destructor de la flota ática, coronado por Posidón y rodeado de sus oficiales y de distintos dioses, entre los que figuraban Zeus, Apolo, Ártemis y los Dióscuros Cástor y Pólux, los mismos que en el foro romano tienen un precioso templo erigido en su honor (6). Algunos autores dicen, quizás con cierta exageración, que este monumento conmemorativo es el más caro de los que se hayan realizado jamás, pues las numerosas figuras que lo componían fueron realizadas por los artistas más famosos de la época, entre los que cabe destacar a Teocosmo de Mégara, Antífanes de Argos, Pisón de Calaurea y Atenodoro y Dameas de Cléitor.

Al lado del toro de Corcira, y por tanto enfrente del exvoto de los Lacedemonios, se situaba el Exvoto de Maratón, erigido por los atenienses tras la famosa victoria obtenida sobre los persas en el 490 a.C. El conjunto representaba a Milcíades junto a Atenea, Apolo y siete héroes de la batalla, siendo atribuido a Fidias. No obstante, esta autoría ha estado sujeta a controversia. En efecto, de Fidias apenas se conocen obras con anterioridad al 460 a.C., por lo que algunos autores estiman que el autor hubo de ser otro, pues no parece posible que los atenienses donaran su exvoto treinta años después de su victoria en Maratón. No obstante, la documentada presencia de Milcíades en el monumento habla a favor de lo erróneo de esta interpretación ya que Milcíades, como más tarde le ocurriría al vencedor de Salamina, Temístocles, cayó inmediatamente en desgracia tras la célebre batalla, por lo que su presencia en la ofrenda sólo pudo ser posible si ésta fue realizada algunos decenios más tarde, probablemente en el 460 a.C., una vez que su memoria había sido rehabilitada.

Continuando la ascensión por la Vía Sacra, encontramos sucesivamente una serie de monumentos en los que no nos vamos a detener: una reproducción del caballo de Troya, un monumento representativo de los diez reyes de Argos, la exedra de los Epígonos, la ofrenda de los tarantinos y los tesoros de Sifnios, Sición y Tebas, tras los cuales la Vía Sacra cambia bruscamente de dirección para dirigirse hacia el norte mediante una empinada cuesta, al inicio de la cual encontramos el Tesoro de los Atenienses. En la actualidad reconstruido en parte, era uno de los elementos más emblemáticos y más bellos del recinto sagrado. Según Pausanias, su construcción se costeó con la décima parte del botín obtenido en la batalla de Maratón, aunque las discrepancias al respecto son numerosas. En efecto, por el estilo de sus metopas, parece que su construcción debe datarse en una fecha anterior a Maratón, quizás bajo Clístenes, el reformador de la constitución ateniense e instaurador del régimen democrático tras la caída de los pisistrátidas en el 510 a.C. Otros autores aseguran que el tesoro no fue erigido con motivo de un acontecimiento concreto sino tan sólo para manifestar la devoción y el poderío de Atenas. Este tesoro, realizado en mármol de Paros, representa en sus metopas distintos pasajes de las hazañas de los héroes griegos por excelencia, Heracles y Teseo ( 7 ), de éste último, concretamente, una escena de la Amazonomaquia, lucha mitológica entre Teseo y las Amazonas ( 8 ).

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