Con la muerte de Pitón, Apolo construyó su templo y, bien en conmemoración de su hazaña, bien como homenaje fúnebre a la serpiente, denominó “pitias” [1] a las sacerdotisas que emitirán los oráculos en su nombre e instauró la celebración de unos juegos deportivos de carácter panhelénico que se conocerán como “Juegos Píticos”. Tras ello, tan sólo le faltaba a Apolo dotar a su santuario de sacerdotes que asistieran a la pitia en su labor oracular y, así, un día en el que había subido a la cima del Parnaso, habiendo divisado un barco cretense navegando por la bahía de Itea, se metamorfoseó en delfín [2], condujo el barco hasta Crisa y, una vez allí, recobrando la condición humana, reveló a los marineros su naturaleza y les anunció que jamás volverían a su país sino que se convertirían en los sacerdotes de su nuevo santuario, el cual, por haberlos conducido hasta allí bajo la figura de un delfín, será conocido como el templo de Apolo Delphinios, mientras que la ciudad, hasta entonces conocida con el nombre de Pito [3], pasará a denominarse Delfos.
Tanto el epíteto “Delphinios”, aplicado a Apolo, como el mismo nombre de Delfos, como la nacionalidad cretense de los marineros que el dios recluta como sacerdotes de su templo, parecen apuntar al culto primitivo a un dios-delfín protector de la navegación en el Egeo y especialmente en Creta. Aún más, para abundar en el más que probable origen cretense del culto a Apolo Delphinios, resulta cuando menos ilustrativo el hecho de que las figuras de delfines resulten un motivo ornamental muy habitual en las construcciones cretenses, especialmente en el palacio de Minos en Cnossos.
De esta forma, ya tenemos definidos los dos grandes elementos que dotaban a Delfos de su carácter panhelénico: El oráculo de Apolo y los Juegos Píticos. Pasemos, a continuación, a describir sus respectivos desarrollos.
[1] En los demás santuarios oraculares, el nombre de “pitias”, exclusivo de Delfos en función del recuerdo de Pitón, era sustituido por el de “sibilas”.
[2] Las metamorfosis, en gran medida incomprensibles para nosotros, son extraordinariamente frecuentes en la mitología.
[3] De hecho, en la literatura y en la mitografía, el nombre de Pito sustituye habitualmente al de Delfos.
Tanto el epíteto “Delphinios”, aplicado a Apolo, como el mismo nombre de Delfos, como la nacionalidad cretense de los marineros que el dios recluta como sacerdotes de su templo, parecen apuntar al culto primitivo a un dios-delfín protector de la navegación en el Egeo y especialmente en Creta. Aún más, para abundar en el más que probable origen cretense del culto a Apolo Delphinios, resulta cuando menos ilustrativo el hecho de que las figuras de delfines resulten un motivo ornamental muy habitual en las construcciones cretenses, especialmente en el palacio de Minos en Cnossos.
De esta forma, ya tenemos definidos los dos grandes elementos que dotaban a Delfos de su carácter panhelénico: El oráculo de Apolo y los Juegos Píticos. Pasemos, a continuación, a describir sus respectivos desarrollos.
[1] En los demás santuarios oraculares, el nombre de “pitias”, exclusivo de Delfos en función del recuerdo de Pitón, era sustituido por el de “sibilas”.
[2] Las metamorfosis, en gran medida incomprensibles para nosotros, son extraordinariamente frecuentes en la mitología.
[3] De hecho, en la literatura y en la mitografía, el nombre de Pito sustituye habitualmente al de Delfos.
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