Fuera ya del hipódromo, otro de los vestigios que servirán de argumento a nuestro relato es la Cisterna basílica (Yarebatan Sarayi), la más grande e impresionante de su género. Construida en el siglo VI d.C., su capacidad era de 80 millones de litros y su agua, tomada del cercano bosque de Belgrado, estaba destinada a surtir a los numerosos y fastuosos palacios de la ciudad. Contiene 336 columnas que soportan una bóveda de ladrillo, algunas de las cuales se apoyan sobre una representación de Medusa.
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