viernes, 2 de febrero de 2007

LA NATURALEZA DE APOLO

Nacido, según la mitología, en la isla de Delos por la unión de Zeus y su hermana Leto, Apolo es, después de aquel, la divinidad más importante del panteón griego y el dios oracular por excelencia, habiendo aprendido de Pan ( 5 ), el curioso dios arcadio de patas de cabra, el arte de la adivinación. Sin embargo, no sólo la capacidad de prever el futuro es atributo de la naturaleza de Apolo sino que, asimismo, es dios, entre otras cosas, de:

· La música: Para lo cual usa como atributos la lira (inventada y dada a Apolo por Hermes) y la flauta (inventada por Pan y copiada por Hermes, quien, a su vez, se la vende a Apolo).

La lira de Apolo tiene siete cuerdas y su origen es objeto de controversia entre los mitógrafos. Para unos, se debe a que cuando tiene lugar el nacimiento del dios, los cisnes del río Pactolo cantaron siete veces; para otros, las siete cuerdas hacen alusión a las siete Pléyades, hijas de Atlas y Pleione, una de las cuales, Maya, es madre mediante Zeus, de Hermes, inventor del instrumento; por último, otros ven en las siete cuerdas el recuerdo de las siete vocales de las que constaba el alfabeto griego [1].

El motivo por el que Apolo es considerado dios de la música se debe a su victoria en sendos certámenes librados contra Marsias y Pan.

Un día, Atenea hizo una flauta de doble tubo con huesos de ciervo y la tocó en un banquete celebrado por los dioses. Al principio, no podía comprender por qué Hera y Afrodita se reían silenciosamente tapándose el rostro con las manos, pues la música parecía complacer a los demás dioses; en consecuencia, se dirigió a un bosque, tocó allí la flauta junto a un arroyo y contempló su imagen reflejada en el agua mientras tocaba. Inmediatamente se dio cuenta de la razón de las risas de Hera y Afrodita, pues su rostro aparecía en el arroyo ridículamente congestionado, con los carrillos hinchados, mientras tocaba aquel instrumento. Irritada con él, arrojó al suelo la flauta y maldijo a quienquiera que la recogiera. La víctima inocente de esa maldición fue el sátiro Marsias, quien tropezó con la flauta, la recogió y recorrió Frigia (la actual Capadocia turca) con ella formando parte del séquito de Cibeles [2], deleitando a los campesinos. Éstos decían que ni Apolo mismo podía hacer mejor música, ni siquiera con su lira, y Marsias fue lo suficientemente insensato como para no contradecirles. Por ello, el dios, encolerizado, invitó a Marsias a un certamen en el que el vencedor podía imponer al perdedor el castigo que quisiese. Marsias accedió y eligió a las Musas como jurado. En el certamen, ambos, Apolo y Marsias, quedaron igualados pues a las Musas les encantaban los dos instrumentos, pero Apolo, a fin de conseguir la victoria, retó a Marsias a que hiciera con su instrumento lo que él podía hacer con el suyo: ponerlo al revés y tocar y cantar al mismo tiempo. Evidentemente, Marsias no pudo hacer frente al desafío mientras que Apolo, invirtiendo su lira, pudo tocar y cantar a la vez, por lo que las Musas tuvieron que fallar a su favor. Tras ello, Apolo, pese a su habitual bondad, se vengaría cruelmente de Marsias desollándolo vivo y colgando su piel en un pino, junto a la fuente que ahora lleva su nombre.

[1] A las cinco vocales habituales, los sacerdotes de Delfos agregaron dos vocales más al alfabeto: la “o” larga y la “e” breve, con lo que resultaron en total siete vocales.
[2] Cibeles es la Gran Madre por antonomasia de la religión frigia. Incorporada a la mitología griega a principios del siglo V a.C., se la representa tocada con una corona de torres y transportada por un carro tirado por leones.

1 comentario:

Unknown dijo...
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