· Pentathlon: Consistía en un conjunto de cinco pruebas que incluía la carrera de velocidad (“estadio”), la lucha, el salto de longitud, el lanzamiento de disco y el lanzamiento de jabalina, todo ello destinado a la coronación del atleta más completo. El origen del pentathlon lo sitúa Filostrato en los legendarios tiempos del viaje de Jasón y los Argonautas. Dice Filostrato:
“Antes del tiempo de Jasón, había coronas separadas para el salto, el disco y la jabalina. En tiempos del viaje del Argo [1], Telamón fue el mejor en el lanzamiento de disco, Linceo con la jabalina, los hijos de Bóreas fueron los mejores en la carrera y el salto, y Peleo fue segundo en todas las competiciones pero superior a todos en la lucha[2]. En consecuencia, considerando Jasón que Peleo era por tanto el mejor de todos los atletas, en los próximos juegos, que se celebraron en la isla de Lemnos, combinó los cinco ejercicios a fin de asegurar a Peleo la victoria”.
Como vemos, la modalidad de salto de longitud no constituía una prueba individual sino que estaba incluida en el pentatlón. Sin embargo, esta no es la única diferencia con respecto al salto de longitud que se practica en la actualidad. Los antiguos griegos utilizaban en él unos dispositivos semejantes a unas pesas dotadas de asa, “halterios”, que jugaban el papel de propulsores del atleta. De esta forma, el saltador, con un halterio en cada mano, comenzaba la carrera y, en el momento de iniciar el salto, imprimía a sus brazos un violento movimiento de balanceo que impulsaba los halterios y a sí mismo. Una vez iniciado el vuelo, el atleta abandonaba los aperos.
A pesar de que los griegos no consignaban los registros (no se contemplaban los records), existen dos excepciones que nos ofrecen sendas plusmarcas en el salto de longitud. Eusebio, en su lista de vencedores olímpicos, dice que Chionis de Laconia, en la Olimpiada XXIX, saltó 52 pies, mientras que una columna consigna que Faillos de Crotona saltó 55 pies. Ambas marcas, superiores a los 16 metros, se prestan a varias interpretaciones: o se tratan de errores de trascripción, o son meras exageraciones, o el salto de longitud de los antiguos griegos era un salto múltiple, posiblemente un triple o un quíntuple salto.
“Antes del tiempo de Jasón, había coronas separadas para el salto, el disco y la jabalina. En tiempos del viaje del Argo [1], Telamón fue el mejor en el lanzamiento de disco, Linceo con la jabalina, los hijos de Bóreas fueron los mejores en la carrera y el salto, y Peleo fue segundo en todas las competiciones pero superior a todos en la lucha[2]. En consecuencia, considerando Jasón que Peleo era por tanto el mejor de todos los atletas, en los próximos juegos, que se celebraron en la isla de Lemnos, combinó los cinco ejercicios a fin de asegurar a Peleo la victoria”.
Como vemos, la modalidad de salto de longitud no constituía una prueba individual sino que estaba incluida en el pentatlón. Sin embargo, esta no es la única diferencia con respecto al salto de longitud que se practica en la actualidad. Los antiguos griegos utilizaban en él unos dispositivos semejantes a unas pesas dotadas de asa, “halterios”, que jugaban el papel de propulsores del atleta. De esta forma, el saltador, con un halterio en cada mano, comenzaba la carrera y, en el momento de iniciar el salto, imprimía a sus brazos un violento movimiento de balanceo que impulsaba los halterios y a sí mismo. Una vez iniciado el vuelo, el atleta abandonaba los aperos.
A pesar de que los griegos no consignaban los registros (no se contemplaban los records), existen dos excepciones que nos ofrecen sendas plusmarcas en el salto de longitud. Eusebio, en su lista de vencedores olímpicos, dice que Chionis de Laconia, en la Olimpiada XXIX, saltó 52 pies, mientras que una columna consigna que Faillos de Crotona saltó 55 pies. Ambas marcas, superiores a los 16 metros, se prestan a varias interpretaciones: o se tratan de errores de trascripción, o son meras exageraciones, o el salto de longitud de los antiguos griegos era un salto múltiple, posiblemente un triple o un quíntuple salto.
[1] El Argo era la nave que daba nombre de “Argonautas” a sus tripulantes, los cuales partieron, con Jasón al frente, en busca del vellocino de oro.
[2] De este Peleo deriva nuestra palabra “pelea”, esto es, disputa, lucha, como homenaje a este argonauta superior a todos sus adversarios en la competición de lucha.
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