3- RECORRIDO POR EL RECINTO SAGRADO:
Resulta obvio que si hemos dicho que Delfos puede considerarse un compendio de la historia de la Antigua Grecia, la descripción pormenorizada de todo aquello que contenía el recinto sagrado necesitaría un amplio volumen monográfico que excedería las pretensiones de este trabajo, por ello, tan sólo haremos mención de los elementos más emblemáticos siguiendo la descripción de Pausanias, totalmente corroborada por la Arqueología, quien visitó el santuario entre los años 170 y 180 de nuestra era, en una época en la que Delfos y su oráculo eran ya sólo un pálido reflejo de su pasada grandeza.
A la entrada del recinto sagrado o “témenos” se inicia la Vía Sacra que, mediante tres rampas de fuerte pendiente ascendente, se dirige hacia el Templo de Apolo. A sus lados, se disponían la mayoría de las ofrendas votivas que, en forma de estatuas, tesoros, columnas, etc., configuraban la grandeza del santuario y de las que en la actualidad permanecen muy pocos vestigios: de los edificios tan sólo los cimientos y de las estatuas, salvo escasísimas excepciones, tan sólo los pedestales, siendo, como dice Plinio, que había unas tres mil.
A la entrada del recinto sagrado o “témenos” se inicia la Vía Sacra que, mediante tres rampas de fuerte pendiente ascendente, se dirige hacia el Templo de Apolo. A sus lados, se disponían la mayoría de las ofrendas votivas que, en forma de estatuas, tesoros, columnas, etc., configuraban la grandeza del santuario y de las que en la actualidad permanecen muy pocos vestigios: de los edificios tan sólo los cimientos y de las estatuas, salvo escasísimas excepciones, tan sólo los pedestales, siendo, como dice Plinio, que había unas tres mil.
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