jueves, 1 de febrero de 2007

CLARO

El oráculo de Claro, también dedicado a Apolo como Delfos y Didimo, era el santuario de la ciudad de Colofón. En sus primeros tiempos, tan sólo tenía un humilde significado local, de tal manera que Tácito nos cuenta que tan sólo era una especie de sucursal del oráculo de Didimo, hasta tal punto que los sacerdotes oraculares eran nombrados por Mileto. Sin embargo, con la destrucción del oráculo de Didimo en el siglo I a.C., Claro alcanzó una importancia hegemónica en Asia Menor, de tal manera que durante la época del Imperio Romano se constituyó como el oráculo más importante de cuantos habían, si bien es cierto que, por aquel entonces, los más famosos santuarios oraculares, o habían desaparecido, o estaban ya en franca decadencia.

El episodio más famoso que tiene como protagonista al oráculo de Claro proviene de una sentencia dada al cónsul romano Germánico, hijo de Nerón Claudio Druso [1], nieto de Marco Antonio y Livia Augusta, hermano de Claudio y padre del que más adelante sería el emperador Calígula, quien acudió a la ciudad de Colofón y consultó su oráculo de Claro en el año 18 d.C. a fin de preguntarle acerca de su futuro. La sentencia resultó ser un duro golpe para Germánico, pues el sacerdote de Claro le profetizó que tan sólo le quedaba un año de vida [2]. Germánico tomó en cuenta la profecía y a partir de entonces sólo se dedicó a la buena vida y a realizar viajes de placer, evitando por todos los medios el campo de batalla. Sin embargo, la profecía se cumplió y Germánico murió el 10 de octubre del año 19 d.C. en Antioquia, supuestamente envenenado por su enemigo Pisón. De esta manera puede decirse, en efecto, que Germánico, tras la consulta al oráculo de Claro, puso colofón a su carrera militar, tal era el nombre de la ciudad a la que pertenecía el oráculo.

En sus anales, el historiador romano Tácito nos revela que en el santuario de Claro no se formulaban preguntas sino que el sacerdote sólo se informaba de los nombres de los consultantes. Las excavaciones arqueológicas han confirmado las palabras de Tácito: la cella oracular se encontraba en los subterráneos del templo de Apolo, a la cual se accedía por una gruta. Fue hallada la fuente en la que supuestamente bebía el sacerdote antes de emitir sus sentencias, y fueron hallados fragmentos de ofrendas e inscripciones, pero ninguna pregunta oracular, lo que confirma que en Claro no se efectuaban preguntas.



[1] No confundir con el Nerón emperador.
[2] Por aquel entonces, Germánico contaba con 33 años de edad.

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