El número de santuarios oraculares era muy elevado, por lo que tan sólo citaremos algunos más, casi exclusivamente por su nombre, sin entrar a detallar sus respectivos rituales ni su historia.
Oropo: Dedicado al héroe-adivino Anfiarao, famoso por su participación en el pasaje mitológico de Los Siete contra Tebas.
Lebadea: Consagrado a Trofonio y que constituyó una especie de sucursal de descarga del oráculo de Delfos, de tal manera que, cuando el número de consultas en Delfos era excesivo, los sacerdotes de Apolo enviaban a los últimos de la lista al cercano oráculo de Lebadea.
Olimpia: Muy modesto en comparación con los juegos deportivos que allí se celebraban. Sólo gozó de cierto nombre durante la época arcaica.
Monte Ptoión: En Beocia, también muy modesto, no gozando nunca de una gran reputación.
Abas: En la Fócide, también un oráculo olvidado que fue destruido por los persas y del que cuenta Pausanias que no fue tras ello reconstruido sino que sus ruinas fueron conservadas para el futuro como un monumento al odio.
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